La miro a los ojos y creo haber visto alguna vez esa mirada, es una mirada rara, es como si estuviera a medio dormir o a medio despertar, sus ojos te envuelven y desenvuelven en un solo parpadear, es una mirada que uno espera no olvidar pero por alguna razón yo me olvide, trato disimuladamente de ver el gafete en su blusa para saber el nombre de la “muchacha de los ojos dormidos” pero soy interrumpido por sus preguntas acerca de a que cuenta y cuanto voy a depositar.
Le doy el monto y espero que haga la boleta mientras disimuladamente veo su blusa, pierdo el interés en su nombre por un momento pues el contenido de la blusa me emboba, me pasa el depósito para que lo firme y veo que la mano le tiembla, lentamente subo la mirada y al ver esos ojos recobro el interés por averiguar su nombre.
Firmo y le devuelvo la copia y le pregunto: “y cuál es el nombre de esta señorita con una mirada tan linda?” Me mira, ríe, y responde: “no te acuerdas de mí verdad??” mientras pierde la sonrisa manda a llamar al siguiente cliente, me quedo tonto y salgo del banco un tanto desubicado pero igual feliz, si bien no la recuerdo parece que ella no me olvido.
P.D.1 Mañana tratare de volver al banco e intentar averiguar quien es la susodicha muchacha.
P.D.2 Feliz inicio de semana
2 comentarios:
Qué maestría en tu relato, Camarada, me has dejado gratamente sorprendida. Muy bueno, suerte con la pesquisa.
Un abrazo,
Ana Rosa
P.D. Claro que el craso error de no haberte acordado de ella, ya fue cometido.
Ana: es que tengo tantas facetas como escritor #yaaaaaa jejeje y bueno gracias por el comentario, de que metí la pata si, de que averigüe el nombre pues no, parece que estaba solo por ese día así que me quede con las ganas de saber quien fue la muchacha :(
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