miércoles, 8 de junio de 2011

"La Gente"

En general cuando decimos “La gente” nunca, o casi nunca, queremos aludirnos a nosotros mismos, yo digo “la gente” y me refiero a los otros, y así es: La gente son los otros y no yo, nos resistimos a vernos mezclados, sumidos o sumisos en la indeterminación de un grupo, en una bola confusa, aunque lo estemos, incluso en el caso de habernos visto alguna vez físicamente inmersos en esa multitud no aceptaremos reconocernos a nosotros mismos como “la gente”.

Cuando se nos incluye en otras palabras como “pueblo”, ”grupo”, ”sociedad” ”equipo” “masis” o que se yo, esa inclusión nos parece justa e incluso admitimos posesión de la misma, “mi pueblo”, ”mi grupo”, mi sociedad” “mi equipo” “mis masis”, que indica nuestra adhesión al mismo. Nunca decimos “nuestra gente” si no es dándole al termino “gente” algo que no tenga que ver con cualquiera de esas otras voces.

“La gente” es otra cosa muy distinta, es como si existiera una distancia entre el que la pronuncia y “la gente” a la que se refiere, “la gente hacia esto”, “la gente hacia aquello”, “la gente gritaba”, “la gente que salía del futbol”, “la gente que salía del cine”  “la gente que hacia huelga”, “la gente que jodia allá” esta clase de expresiones sueles ser dichas muy a menudo por los mismo que estaban y que, no obstante, se desentiende del hecho al decirlas.

Podrían decirlas todos y cada uno de los que estaba y todo el mundo tendría razón, el concepto de “gente” solo se nos hace evidente cuando, aunque solo mentalmente, nos hemos separado de ella, mas aun en la medida que llegamos al concepto de gente ya hemos dejado de formar parte de esa misma gente, dejamos de ser gente pese a que nuestra presencia física siga ahí, el hecho de pensarlo nos excluye automáticamente, quien sabe y sea porque la reflexión aísla.

En todo caso, puede afirmarse que la gente existe únicamente en tanto que los congregados no piensan: no piensan que son individuos congregados en “pueblo” “grupo” “sociedad” “equipo”, etc., se tiene conciencia de estar reunidos en comunidad en “la gente” no. Las acumulaciones humanas, circunstanciales que van desde el apasionamiento, la baraúnda que vocifera en el estadio, las turbias exaltadas y el plácido acompañamiento de un entierro, son, para nosotros “la gente” y a menudo, casi siempre, nosotros estamos allí también, en una u otra ocasión.

Claro está que como solo podemos hablar de la gente cuando hemos dejado de ser gente nos hacemos fácilmente la ilusión de que quedamos al margen, pero eso es un espejismo, no cabe duda de que la gente son los otros… y cada uno de nosotros también.

P.D. Que gente!! No??

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